ESCENA 21
Detrás del pabellón pasaba un poco
de todo, pero hasta el momento no había pasado nada tan escalofriante,
aunque por otro lado sin alejarse mucho de la tradición. Piz
Pi-Re-Tang había ido a hablar un poco con el Genio del pabellón,
por eso de mantener las costumbres, y cuando estaba a punto de
ponerse a pelar la pava con él el inefable o infalible dragón
Cheng-Cho llegó por detrás del gran sicomoro rojo y se la zampó.
Ilustración
1: Piz Pi-Re-Tang deja el mundo por la via gástrica
La pobre chica china al verse en las fauces de tal monstruo omnívoro recordó su gran secreto, el que según ella estaba valorado en más yuanes y que bien empleado habría podido reportarle una pensión para pasar sus últimos días en una casita de bambú junto a alguna corriente de agua con un sauce llorón en su ribera y alguna garza o grulla por los alrededores.
No podía ser devorada teniendo dentro
semejante secreto. Incluso el propio dragón se dio cuenta que
empleada de hogar rellena de gran secreto podría ser indigesto,
así que mientras se zampaba algunas de sus extremidades la dejó
hablar.
-Genio, tienes que saber que Lu Pi-Tan
era la antigua prometida de Huang Jo-She pero además ¡Ay!
Esta exclamación, salida tal vez de
su dolor por la pérdida de algún querido miembro, sonó tan
intrigante que el Genio decidió escuchar con suma atención.
-... Lu Pi-Tan es en realidad hija de
Sue Gla.
Dicho lo cual su corazón pareció
aligerarse para ser inmediatamente deglutido con el resto de su ser.
El Genio se escondió en el pabellón
mientras el dragón daba cuenta de algunos tejidos óseos y otros
epiteliales que quedaban de la pobre mujer.
![](file:///C:/Documents%20and%20Settings/Administrador/Escritorio/los%20chinos%20también%20lloran/Foto0204.jpg)
Cuando Cheng-Cho ahíto dejó el lugar
el Genio salió y donde había estado su quizá amada suspiró.
-¡¿A quién le contaré ahora los
secretos que escucho?!
Su imaginación no voló alto. Sabía
de sobras a quién.
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