ESCENA 12
Mientras Lu Pin-Tan y Huang Jo-She
mantenían su muda conversación acerca de la dote que ella poseía
ahora, además de algunos comentarios jocosos sobre las Analectas de
Confucio, Sue Gla no perdía detalle subida al Monte del Dragón
Dormido de Poniente. Alabando al Dios-Mono con uno de sus hemisferios
cerebrales por concederle tan buen oído y vista, y calculando el
monto de la dote de la chica con el otro no se había apercibido en
un primer momento de que algo pasaba en el bosque de alerces ¿Qué
hacía allí aquella pequeña escolta de cien hombres armados a
caballo?¿De quién era aquella armadura forjada en To Le-Dong,
según le parecía ver desde las alturas?
-¡Oh, Por los cien emperadores calvos
de la Era de las Primaveras y los Otoños Fríos! ¡Es Él!
Y lo era.
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Ilustración 1: Sue Gla descubre a Chung-Go escondido en el bosque de alerces, y recuerda
-¡Oh!
Antes de seguir exclamando de forma
inmoderada se pasó al modo reflexivo y recordó las circunstancias
en que había conocido al Duque de Chung. Se acordó de ella misma
¡qué joven e inexperta era entonces su ambición! Y aún así
echaba de menos aquel empuje y decisión. Y también recordó que la
libidinosidad de Chung-Go era igual de refrescante. Por un momento
bajó la guardia y vio al duque como si fuese un libidinoso ritual,
estaba preso en su papel ¿pero no el pasaba a ella lo mismo? Se
imaginó por un momento como una inocente y bondadosa dama budista y
casi se cae del monte de risa, eso sí, contenida
Todos estos años sin verlo, sólo en
algún rollo del Ho-Lang! Mientras esperaba a que la atendiese el
acupuntor... siempre rodeado de concubinas, raptos, desposando
mujeres bien dotadas...
Y de pronto en su cerebro bien
entrenado saltó un resorte ¿No estaría su Armoniosa Alteza el
duque de Chung intentando birlarle la mirla blanca a su hijo Huang
Jo-She? La posibilidad la dejó sin habla interior unos minutos, pero
como el cálculo probabilístico es una de las pasiones nacionales de
la China Central al poco ya había hecho unas cuantas integrales y
con su ábaco de bolsillo había llegado a una conclusión: las
apuestas estaban 100 contra 0 a favor de que así fuese.
Ilustración 2: Lo
impedirá
-Lo impediré.
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