viernes, 6 de julio de 2012

Sección postres. La Guinda


Preparados ya para la clausura de mañana presentamos la última sección oficial, los postres, y lo hacemos comentando una película de cine inexistente gastronómico de los años cincuenta recientemente restaurada por el segundo hijo de la ex mujer del sobrino del director, Alexander Brie, famoso en su época por usar el esperanto como legua para sus películas pues aseguraba que se habían acabado los países y sus idiomas alienantes. 
 Además de La guinda, hemos podido ver otras pequeñas joyas que nos han dejado un dulce sabor de boca como Almíbar de caña, Chocolate y Molinillo, ¿Merengue o nata? Tú decides

Título original: la icing
Director: Alexander Brie
Año: 1953
País: El mundo
Temática: Superación y pastelería
Guionista: Analía Vera.
Música: Sonidos del orbe, de Primo di Batiatto
Intérpretes: Adán (Lucio Billa), Eva (Antonia Flión), Luci y Fer (Los hermanos Santa Y Klaus Kristoff).

Sinopsis: Quién le iba a decir a Adán que terminaría realizando tartas para grandes bodas. La suya había sido una vida difícil llena de duras decisiones desde su más tierna infancia. Lucha e inquebrantable voluntad para salir adelante pese a todas las dificultades que la vida le presentó. 
En una de las infinitas reconversiones del mundo de la construcción, cuando era oficial de primera se quedó en la calle. No sabía qué hacer pero como ponía masilla en las ventanas como nadie, y sabía enlucir que daba gusto su cuñada le ofreció un trabajo en su pastelería, y éste, acuciado por las dificultades y su forma de enfrentarse a la vida aceptó. Su maestría haciendo tartas no pasó desapercibida y poco a poco logró ser reconocido, incluso aprobó el examen para ser oficial de primera de repostería.
Ya se encargaba de grandes tartas él solo cuando Luci y Fer, unos acaudalados aristócratas, le encargan una tarta de verdad difícil. La cuñada contrata a una ayudante Eva. Mujer trabajadora y silenciosa que ha llevado una vida dura de privaciones y lucha, con lo cual tiene mucho en común con Adán, hasta podrían tener muchos temas de conversación pero ambos son reservados.
Mientras van construyendo la inmensa y compleja tarta para la boda de Luci y Fer van ganando conocimiento uno del otro, y poco a poco van deshelando sus petrificados corazones, por las circunstancias de sus vidas. Tal vez es posible vivir luchando juntos.
Sin embargo el Destino les tiene algo reservado que no esperan.
La cuñada de Adán decide retirarse después de este encargo y decide traspasarle el negocio a un precio casi simbólico, y al mismo tiempo hace a Eva fija discontinua en la empresa. Al poco terminan la trata. Luci y Fer quedan maravillados y todos sus amigos ricos y aristocráticos también. Para colmo a los dos les toca la lotería, aunque ambos no creen en la suerte han comprado un décimo para apoyar a las huérfanas de mineros del wolframio. Todo el mundo comenta, chistoso, que es la guinda a su felicidad: amor, dinero, trabajo, independencia... 
Adán y Eva no estaban preparados para dejar de luchar así sin más, y piensan en serio en repartir el dinero entre los siderometalúrgicos en huelga, las viudas de los pescadores del mar del Norte y gente por el estilo.
 Finalmente aceptan la felicidad y, auspiciados por Luci y Fer, entren en el gran mundo.

Lo mejor: Es una delicia observar cómo en aquella década tan difícil para el cine inexistente, algunos lograron mantener la antorcha a base de esfuerzo y tesón.
Lo peor: Visto desde la perspectiva actual rodar en esperanto no parece la mejor de las ideas. 


Comentarios del público:
-"Un joya. Gracias al festival por recuperarla"
-"La había visto en su tiempo, en uno de aquellas salas de sesión múltiple de cine inexistente. La recordaba de otra manera. A lo mejor era otra ¿no sé?" 
-"¡Eso sí que eran tartas!"

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