lunes, 4 de marzo de 2013

Los chinos tang bien lloran 21


ESCENA 21

Detrás del pabellón pasaba un poco de todo, pero hasta el momento no había pasado nada tan escalofriante, aunque por otro lado sin alejarse mucho de la tradición. Piz Pi-Re-Tang había ido a hablar un poco con el Genio del pabellón, por eso de mantener las costumbres, y cuando estaba a punto de ponerse a pelar la pava con él el inefable o infalible dragón Cheng-Cho llegó por detrás del gran sicomoro rojo y se la zampó.
                                   Ilustración 1: Piz Pi-Re-Tang deja el mundo por la via gástrica

La pobre chica china al verse en las fauces de tal monstruo omnívoro recordó su gran secreto, el que según ella estaba valorado en más yuanes y que bien empleado habría podido reportarle una pensión para pasar sus últimos días en una casita de bambú junto a alguna corriente de agua con un sauce llorón en su ribera y alguna garza o grulla por los alrededores.
No podía ser devorada teniendo dentro semejante secreto. Incluso el propio dragón se dio cuenta que empleada de hogar rellena de gran secreto podría ser indigesto, así que mientras se zampaba algunas de sus extremidades la dejó hablar.
-Genio, tienes que saber que Lu Pi-Tan era la antigua prometida de Huang Jo-She pero además ¡Ay!
Esta exclamación, salida tal vez de su dolor por la pérdida de algún querido miembro, sonó tan intrigante que el Genio decidió escuchar con suma atención.
-... Lu Pi-Tan es en realidad hija de Sue Gla.
Dicho lo cual su corazón pareció aligerarse para ser inmediatamente deglutido con el resto de su ser.
El Genio se escondió en el pabellón mientras el dragón daba cuenta de algunos tejidos óseos y otros epiteliales que quedaban de la pobre mujer.

    Ilustración 2: El Genio del pabellón no tiene a quién contar sus secretos más profundos ¿O sí?



Cuando Cheng-Cho ahíto dejó el lugar el Genio salió y donde había estado su quizá amada suspiró.
-¡¿A quién le contaré ahora los secretos que escucho?!
Su imaginación no voló alto. Sabía de sobras a quién.

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