ESCENA 23
Lu Pi-Tan no acaba de decidirse. Su
plan para atraer la atención o la concentración de Luben ha dado
resultado, y sin embargo hacia el bueno del desconocido siente algo
distinto, por no hablar de que sin mediar un previo aviso, ni firmar
un documento han establecido un cierto compromiso. Al menos un
compromiso a nivel pupilar. Pero las miradas se las lleva el
viento... aunque no estaba muy segura, bueno, sino era el viento era
cualquier otro elemento ¿la niebla? Su mente se inclinaba hacia
Luben Da-Lio ¡con él todo parecía tan sabio y tan prudente!
Ilustración
1: Tú al pabellón, yo a la montaña
De pronto Lu Pi-Tan descubre a Huang
Jo-She observándola desde lo alto del Monte del Dragón Dormido De
Poniente, y en menos tiempo del que tarda en recordar mentalmente el
nombre de ese accidente geográfico decide inclinar su corazón al
lado del muchacho.
-¡Ay, mami! ¿qué será lo que tiene
el chino?
Huang Jo-She decide que ha llegado el
momento de interceptar a la joven dotada para establecer de una vez
por todas las clausulas de su corazón y de su contrato matrimonial.
Sin embargo no baja del monte ni dice nada. Tanto silencio, tanta
nada, tanta montaña le transportan sin querer a la cumbre de Huazi
“Subo bajo de la cumbre del Huazi ¿pero dónde el fin de esta
tristísima tristeza?
Ilustración
2: Lu Pi-Tan y Huang Jo-She se profesan un amor oculto o culto.
Lu Pi-Tan observa la cultísima
melancolía de su amado encaramado al monte y ella misma suspira como
si estuviera en el Pabellón sobre el Lago “una pequeña barca
recibe a mi honorable huésped”
Se aman y son leídos.
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