lunes, 11 de marzo de 2013

Los chinos tang bien lloran 26


ESCENA 26

El duque de Chun no tiene descanso, desde que sabe lo que ya sabía no puede parar de pensar ¿Qué ha hecho con su vida? Y más en concreto ¿quiénes eran todas esas mujeres con las que había yacido?

Ilustración 1: Chun-Go reconoce a Huang Jo-She como hijo, aunque no sabe quién es la madre



Misteriosamente siente absoluta claridad hacia dos cosas y para que esa claridad se extienda decide tener una cita con Huang Jo-She en la que le va a decir la verdad, para variar. Deja a su escolta personal de cien caballeros escondidos en el bosque de alerces y parte al otro lado del pabellón donde Huang Jo-She lo espera con moderada expectación.
Después de los saludos formales debidos a sus respectivas categorías sociales Chun-Go dice a bocajarro.
-Soy tu padre.
Huang Jo-She no se acuerda de que dice la etiqueta para estos casos, se lamenta internamente de semejante laguna.
-¿Y mi madre lo sabe?
Nada más nombrarla los dos hombres, el alto dignatario y el joven letrado, tiemblan.
-Sue Gla lo sabe, pero ella no es tu madre.
-¿Quién es mi madre?
El duque de Chun pone cara de preocupación, una cara que antes no ponía nunca, y sin embargo lo hace estupendamente.
-No lo sé.
-Comprendo.

                        Ilustración 2: El duque de Chun ve su mundo invertido, hasta los colores



Y después de los saludos estipulados y las loas a ambos clanes que tal vez sean el mismo, Huang Jo-She se va.
-Lástima que Cheng-Cho se haya comido al Genio del pabellón, ahora tendré que contar yo esta historia.
El duque de Chun se queda solo y mientras medita en su soledad y sus cien hombres beben vino de arroz siente que su mundo ha invertido los colores, y no está seguro de querer seguir en él.

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