miércoles, 6 de marzo de 2013

los chinos tang bien lloran 24


ESCENA 24

El Genio del Pabellón echaba en falta a su media mandarina, hasta el punto de que dejó de preocuparse por ocultarse detrás del cenador que era su morada. Y como dice el dicho: chino que se descuida se lo zampa el dragón. Cuando el pobre ser vio las fauces de Cheng-Cho sobre su cabeza e incluso a los lados de su cabeza lo único que pudo pensar era en a quién podría contárselo al llegar al Otro Lado. Sólo a medio deglutir recordó su condición de genio y que si hubiese echo ¡Chas! Hubiese aparecido a tu lado... pero era tarde.


                           Ilustración 1: ¿A quién le contará el genio que está siendo comido?

Al dragón le supo a poco, pero era de buen conformar y decidió que después de zamparse un genio una sies-tang no vendría mal, y dicho y hecho.
Poco después Huang Jo-She volvió a pasar por detrás del pabellón. Sus pasos pasaron desapercibidos en general. Se sentía uno del Mon-tong. Estaba seguro que la muchacha mejor dotada para él al final se iría con el otro. Como es habitual en el que habla interiormente se equivocaba interiormente. Eso sin embargo no lo podía saber. De momento decidió integrarse y corear con todos “¡Garza o grulla la culpa es tuya!” y “¡Al dragón solución y cerezos en flor!”

                   Ilustración 2: Huang Jo-She se siente uno del Mon-Tong, y puede que lo sea.





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