jueves, 5 de enero de 2012

Verde mar

Título original: θαλασσόχρους
Directora: Ymenda Lis
País: Grecia
Año: 1999
Temática: Comunidades marítimas.
Intérpretes: Anónimos.



Sinopsis:  El final del verano marca un hito anual en el calendario de los adolescente, antes de partir para sus lugares de estudio, tienen un último momento para sentirse libres. Es el momento de exaltación de la amistad, de las últimas oportunidades en los ligeros amoríos de verano, de encontrar los límites de la aventura.
Un grupo de estos seres pasa la tarde en la playa tumbados sobre sus toallas. Las primeras mareas vivas han dejado su huella en el arenal, el tiempo ya no es perfecto y el sol cada día brilla menos. Amenaza lluvia lo cual vuelve al mar de color verde. Comentan el cambio de color del mar con una jerga seudocientífica recordando los datos de la física del año anterior: que si ondas, que si partículas, que si la reflexión de la luz... si es difusa, si es especular, extendida o esparcida...
Sin saber cómo están hablando de relaciones, con esa mezcla de desfachatez y vergüenza que es la propia adolescencia, encuentran que hay relaciones difusas, especulares, extendidas, esparcidas y mixtas, todo depende del ángulo de incidencia y del ángulo de reflexión.
No tardan mucho en hablar del futuro, de lo que harán el día de mañana de en qué se quieren convertir. Descubren que uno puede acabar teniendo un futuro difuso, especular, extendido, esparcido o mixto.
La conversación deriva sin mucha dificultad a los últimos grupos de música que han escuchado en directo. Aquel que era muy difuso, otro en cambio resultó ser especular, hubo un concierto de lo más extendido, en otro la música era esparcida e incluso hubo uno apoteósico que lo unió todo siendo así mixto.
Su mundo es plácido, sus cuerpos están distendidos, y de pronto la lluvia empieza a descargar en lontananza, pero una lejanía que poco a poco se acerca. Están aún calentitos en las toallas, si no parten se mojaran, su vida ya no es tan plácida, parece distorsionada. Mientras deciden si marcharse o no por algún motivo recuerdan la refracción: nada es lo que parece.

Lo mejor: La juventud y el mar son dos cosas que generalmente casan mal, Ymenda consigue, sin embargo, un perfecto maridaje, como el de casi todo el vino tinto con la caza, que me pregunto yo ¿quién toma caza?

Lo peor: En su búsqueda de la naturalidad a veces no se entiende nada de lo que balbucean los jóvenes en griego macedónico lleno de jerga y sobreentendidos.

Curiosidades: Dicen que Ymenda está obsesionada con las leyes físicas: las detesta, y mucha gente sostiene que en este largometraje se burla de ellas.

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