miércoles, 20 de febrero de 2013

Los chinos tan bien lloran 13


ESCENA 13



Ilustración 1: El duque de Chun y Sue Gla platican

Sue Gla decidió parecer franca y clara, con la esperanza de que Chun-Go infiriese lo serio que era el asunto que se traía entre manos. Éste decidió esconderse dentro del pabellón al ver cómo se acercaba la reina de la seda, pues ya desde su encuentro en la juventud la temía, cuando él era fogoso sin más, así porque le salía, antes de caer en esta simpática y suave libidinosidad.
-Te veo.
-No, esto no es un quiosco.
-Eres Chun-Go.
-Lo soy.
-Y mucho.
Después de este reconocimiento mutuo, y de algunos preces e invocaciones a los dioses manes de ambas familias Sue Gla empezó su verdadero trabajo de fondo.
-Esta mañana vi al faisán dorado posarse al Este del Lago de los Lotos Amarillos junto a la Peonía Rosa a punto de florecer.
-Es provechoso cruzar las grandes aguas.
-La peonía en la luna de Marzo, el martín pescador captura una perca.
El duque de Chun movió de una manera significativa su bigote engominado ritual; había comprendido. Sue Gla también había comprendido que Chun-Go se había dado cuenta de su doble juego y lo había interpretado en el sentido que ella quería darle, arrimando el ascua a su carpa dorada.
Cuando el buen hombre estaba a punto de irse Sue Gla no puedo evitarlo, como si un ser de otro mundo, tal vez de alguna populosa ciudad e América, la hubiese poseído, dijo:
-Huang Jo-She es tu hijo, mi amor, mi cielo, mi vida, mi todo.
-Ya, ya lo había pilla-dong.


Ilustración 2: Sue Gla peca de hipermetropía



Y sin decir mucho más, incluso nada más, se fue dejando a la mujer como dueña y señora de ese pequeño escenario que es la vida de cada uno y más en concreto la vida tras el pabellón de las Grullas o Garzas. Y mientras lo contemplaba cayó de la burra.
-¡Anda si el pabellón está sobre el agua y hay un puente que lleva a él! Lo que es ver las cosas de cerca.

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