lunes, 4 de febrero de 2013

Los chinos tang bien lloran 2



ESCENA 2
Ilustración 4: Lu-Pi-Tan va hacia el poniente por la mañana

Cuando Lu Pi-Tan supo que no dispondría de dote para casarse con Huang Jo-She su prometido desde la segunda luna después de su nacimiento, decidió que se dedicaría al canto. Ella no tendría dote pero sí poseía dotes artísticas. Así que en menos de nada se vio aupada al escenario ayudada por su tío Lui-Sal Fongso que era mandarín.
Su vida como cantante de ópera china era entretenida y culta pero un tanto inconveniente. En su litera de mano no podía llevar linterna azul, con eso lo decimos todo.
Dentro de las llamadas disciplinas del jardín de las peras ella ocupaba a veces el papel de Tan Flor, esa jovenzuela descarada y coqueta y otras la de Tan verde, joven de gran rectitud moral. En su vida cotidiana, también.
Después de una representación especialmente evocadora decide volver a su pequeña ciudad de donde el drama de las moreras familiares la había alejado. Intenta no ser descubierta en sus paseos así que decide ir a pasear por aquel lugar desierto que hay detrás del pabellón de las garzas o grullas.
Curiosamente, tanto al amanecer como al atardecer decide ir en dirección al poniente.
Ilustración 5: Lu-Pi-Tan va al poniente por la tarde

Lu Pi-Tan añora y añora algo pero no sabe qué es ¿un lugar adecuado en la sociedad?¿una considerable bajada en los precios de los polvos de arroz?¿Una dote?


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